Frases de la semana
- Un hombre sin estudio es un hombre incompleto.
- "Sólo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir". Dalai Lama
- Paz y Bien. Francisco de Asís
- Enseñar es dejar una huella en las vidas para siempre.
- Confía en el Señor y haz el bien.
- Sé tan FUERTE que nadie pueda herirte, tan NOBLE que nadie pueda ofenderte, tan HUMILDE que todos quieran admirarte y tan ORIGINAL que ...
- No es el modo como una persona habla de Dios lo que a mí me permite saber si mora en el fuego del amor divino... sino el modo como me habla de las cosas terrenas. Simone Weil
- El trabajo mal hecho es una estafa, arruina al país, carga de labor al compañero, roba al que lo paga, quita un puesto al que lo haría a conciencia. Esta dimensión social, ¿no tiene que ver con el amor al prójimo? Roser Bofill
FRANCISCO Y LA PERFECTA ALEGRÍA
Escribe León y escucha
que no es perfecta alegría
la que no está en armonía
con Jesucristo y sus luchas.
Si una noche, en crudo invierno,
regresamos al convento,
muertos de frío y hambrientos
deseando el calor del fuego...
Si al abrirnos, el portero,
no nos conoce y nos echa
a la intemperie que acecha
en medio del aguacero...
Si nos ve tan pordioseros
que no oculta su desprecio
y aunque le muestre mi aprecio
me trata como un grosero...
Te digo León y escribe,
que la alegría perfecta
es tener la puerta abierta
del corazón que recibe.
Si no pierdo la paciencia
ni me quedo perturbado,
y si en Jesús flagelado
soporto toda inclemencia...
Si con Él crucificado
bendigo al que me maldice,
perdono al que me persigue
y me quedo anonadado...
Si al mal respondo tranquilo
aunque sea maltratado
y en Jesús resucitado
tengo el tesoro escondido...
Es ésta, León, escribe,
la alegría que no pasa,
porque edifica su casa
sobre la Roca que vive.
Homenaje a la vida. Madre Teresa de Calcuta
Hermoso mensaje del Papa Francisco
" No Temas al tiempo, nadie es Eterno...
No Temas a las heridas, te hacen más Fuerte...
No Temas al llanto, te limpia el Alma...
No Temas a los retos, te hacen más Ágil...
No Temas equivocarte, te hace más Sabio y...
No le Temas a la Soledad,
No le Temas a la Soledad,
Dios está siempre Contigo".
Rezar con los 5 dedos - La oración que enseñó Francisco el Papa
UNA ORACIÓN EN CADA DEDO
1.El pulgar es el más cercano a ti. Así que empieza orando por quienes
están más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Orar por
nuestros seres queridos es "una dulce obligación".
2. El siguiente dedo es el índice. Ora por quienes enseñan, instruyen y sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Tenlos siempre presentes en tus oraciones.
3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los congresistas, los empresarios, y los gerentes. Estas personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública. Necesitan la guía de Dios.
4. El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más débiles, con muchos problemas o postrados por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será demasiado lo que ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los matrimonios.
5.Y por último está nuestro dedo meñique, el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos vernos ante Dios y los demás. Como dice la Biblia "los últimos serán los primeros". Tu meñique debe recordarte orar por tí. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos verás tus propias necesidades en la perspectiva correcta, y podrás orar mejor por las tuyas.
2. El siguiente dedo es el índice. Ora por quienes enseñan, instruyen y sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Tenlos siempre presentes en tus oraciones.
3. El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los congresistas, los empresarios, y los gerentes. Estas personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública. Necesitan la guía de Dios.
4. El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más débiles, con muchos problemas o postrados por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca será demasiado lo que ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los matrimonios.
5.Y por último está nuestro dedo meñique, el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos vernos ante Dios y los demás. Como dice la Biblia "los últimos serán los primeros". Tu meñique debe recordarte orar por tí. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos verás tus propias necesidades en la perspectiva correcta, y podrás orar mejor por las tuyas.
El Decálogo de la Serenidad, de Juan XXIII
- Sólo por hoy, trataré de vivir exclusivamente al día, sin querer resolver el problema de mi vida de una vez.
- Sólo por hoy, tendré el máximo cuidado de mi aspecto; trataré de ser cortés; de no criticar a nadie ni pretender disciplinar a nadie, sino a mí mismo.
- Sólo por hoy, me adaptaré a las circunstancias, sin querer que las circunstancias se adapten a mis deseos.
- Sólo por hoy, dedicaré treinta minutos de mi tiempo a una buena lectura recordando que así como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, la buena lectura es necesaria para mi mente y espíritu.
- Sólo por hoy, haré una buena acción a favor de alguien que solamente yo sabré.
- Sólo por hoy, haré dos acciones positivas que no sean de mi agrado y procuraré que nadie se entere.
- Sólo por hoy, seré feliz con la certeza de que se sido creado para la felicidad.
- Sólo por hoy, haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré íntegramente, pero lo redactaré. Y me cuidaré de dos calamidades, la prisa y la indecisión.
- Sólo por hoy, no tendré temores, no tendré miedo a gozar de lo que es bello y de creer en la bondad. Puedo hacer durante un día lo que me descorazonaría si pensase tener que hacerlo durante toda mi vida.
Decálogo para crear un delincuente por Emilio Calatayud.
Emilio Calatayud Pérez es un campechano Juez de
Menores de Granada. Con un verbo demoledor, este padre de familia da una
lección magistral sobre lo que implica tener hijos.
Os invito a que leáis un decálogo para crear a un delincuente y que, según parece, está incluido en un libro del conocido juez de menores de Granada.
Os invito a que leáis un decálogo para crear a un delincuente y que, según parece, está incluido en un libro del conocido juez de menores de Granada.
Y, ahora, repasa estos consejos tan buenos:
1. Dadle todo cuanto desee: así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.
2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.
3. No le déis ninguna formación espiritual: ¡ ya la escogerá él cuando sea mayor!
4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado; primero creerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la sociedad.
5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.
6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.
7. Padre y madre discutid delante de él: así se irá acostumbrando, y cuando la familia esté ya destrozada lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.
8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, basta con pedir.
9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse,…¡de otro modo podría acabar siendo un frustrado!10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes… quiénes la tienen tomada con él.
“Y cuando su hijo sea ya un delincuente, proclamad que nunca pudisteis hacer nada por él”.
1. Dadle todo cuanto desee: así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.
2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.
3. No le déis ninguna formación espiritual: ¡ ya la escogerá él cuando sea mayor!
4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado; primero creerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la sociedad.
5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.
6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.
7. Padre y madre discutid delante de él: así se irá acostumbrando, y cuando la familia esté ya destrozada lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.
8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, basta con pedir.
9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse,…¡de otro modo podría acabar siendo un frustrado!10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes… quiénes la tienen tomada con él.
“Y cuando su hijo sea ya un delincuente, proclamad que nunca pudisteis hacer nada por él”.
- No olvides que tu vida de cristiano es el único Evangelio que mucha gente leerá.
Gente resucitada
de José Luis Martín Descalzo
En uno de los libros de Bessiere hay
una muchacha que le dice a su abuela: «Tendrías que ir a Yugoslavia.
Hay allí un médico especialista en gente mayor que consigue resultados
increíbles. Tienes que ir, abuela, volverás como resucitada.» A lo que
la anciana contesta: «¿Quieres que vaya a Yugoslavia para que vuelva
resucitado? ¡Pero, si ya lo estoy!»
Efectivamente, en el mundo hay mucha gente resucitado sin necesidad de acudir a médicos, sin esperar a la muerte. Yo conozco mucha de esta gente: jóvenes que se dedican a atender a minusválidos; ancianos que tienen el coraje de vivir como los jóvenes que fueron; matrimonios que son felices gracias a que tienen un hijo subnormal; esa ciega que se dedica a dar alegría en un pabellón de cancerosos; misioneros que han entregado sus vidas al tercer mundo y se enfadan si les consideras héroes; muchachas que este verano dedican sus vacaciones a atender una residencia de ancianos; ese pianista ciego que ha convertido su ceguera en un plus de belleza musical; viejos sacerdotes que, bien ganada ya la jubilación, prefieren seguir sirviendo en pueblecitos que nadie quiere; familias numerosas que sonríen cuando la gente habla de que lo bueno es la parejita; gente, mucha gente resucitado.
Y es que nos hemos acostumbrado a pensar que la resurrección es sólo una cosa que nos espera al otro lado de la muerte. Y nadie piensa que la resurrección es simplemente entrar en «más» vida. Que la resurrección es algo que Dios da a todo el que la pide, siempre que, después de pedirla, sigan luchando por resucitar cada día.
La resurrección es, realmente, como dice Bessiere, «un fuego que corre por la sangre de nuestra humanidad. Un fuego que nada ni nadie puede apagar». Nada ni nadie -claro- salvo nuestra propia mediocridad y aburrimiento.
Los resucitados son los que tienen un «plus» de vida, un «plus» que les sale por los ojos brillantes y que se convierte enseguida en algo contagioso, algo que demuestra que todo hombre sobrepasa al hombre que es y que prueba que la vida es más fuerte que la muerte.
Y usted, amigo lector, también es o puede ser una persona resucitada. La muerte, ya lo sé, nos va cortando ramas todas las noches, mutila ilusiones, poda deseos. Pero, como la vida es más fuerte, también usted puede reverdecer cada mañana esas ilusiones y esperanzas que le fueron podadas por la noche. ¿Cómo hacerlo? Sencillo. Levántese; levántese convencido de que lo hace para vivir y no para vegetar: mírese después en el espejo, sonría, descubra que cuando sonríe se vuelve más hermoso o más hermosa; y ahora pregúntese en qué y en quién va a invertir esa sonrisa y ese día que acaban de regalarle. Recuerde que cuando Jesús resucitó no lo hizo para lucir su cuerpo, sino para ayudar a los suyos que las estaban pasando canutas, atrapados por el miedo a la muerte. Dedíquese, pues, a repartir resurrección. Y se encontrará que todos se sienten mejor después de hablar con usted. Y verá cómo para resucitar, para rejuvenecer, no hace falta ir a ningún médico yugoslavo. Basta con chapuzarse en el río de sus propias esperanzas para salir de él chorreando amor a los demás. Entonces habrá ingresado usted en la cofradía de los resucitados.
Señor, hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensas, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tiniebla, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Señor, haz que yo no busque tanto
el ser consolado como consolar,
el ser comprendido, como comprender,
el ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe,
olvidándose de sí es como se encuentra,
perdonando es como se es perdonado,
muriendo es como se resucita para la vida eterna. Amen.
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
Efectivamente, en el mundo hay mucha gente resucitado sin necesidad de acudir a médicos, sin esperar a la muerte. Yo conozco mucha de esta gente: jóvenes que se dedican a atender a minusválidos; ancianos que tienen el coraje de vivir como los jóvenes que fueron; matrimonios que son felices gracias a que tienen un hijo subnormal; esa ciega que se dedica a dar alegría en un pabellón de cancerosos; misioneros que han entregado sus vidas al tercer mundo y se enfadan si les consideras héroes; muchachas que este verano dedican sus vacaciones a atender una residencia de ancianos; ese pianista ciego que ha convertido su ceguera en un plus de belleza musical; viejos sacerdotes que, bien ganada ya la jubilación, prefieren seguir sirviendo en pueblecitos que nadie quiere; familias numerosas que sonríen cuando la gente habla de que lo bueno es la parejita; gente, mucha gente resucitado.
Y es que nos hemos acostumbrado a pensar que la resurrección es sólo una cosa que nos espera al otro lado de la muerte. Y nadie piensa que la resurrección es simplemente entrar en «más» vida. Que la resurrección es algo que Dios da a todo el que la pide, siempre que, después de pedirla, sigan luchando por resucitar cada día.
La resurrección es, realmente, como dice Bessiere, «un fuego que corre por la sangre de nuestra humanidad. Un fuego que nada ni nadie puede apagar». Nada ni nadie -claro- salvo nuestra propia mediocridad y aburrimiento.
Los resucitados son los que tienen un «plus» de vida, un «plus» que les sale por los ojos brillantes y que se convierte enseguida en algo contagioso, algo que demuestra que todo hombre sobrepasa al hombre que es y que prueba que la vida es más fuerte que la muerte.
Y usted, amigo lector, también es o puede ser una persona resucitada. La muerte, ya lo sé, nos va cortando ramas todas las noches, mutila ilusiones, poda deseos. Pero, como la vida es más fuerte, también usted puede reverdecer cada mañana esas ilusiones y esperanzas que le fueron podadas por la noche. ¿Cómo hacerlo? Sencillo. Levántese; levántese convencido de que lo hace para vivir y no para vegetar: mírese después en el espejo, sonría, descubra que cuando sonríe se vuelve más hermoso o más hermosa; y ahora pregúntese en qué y en quién va a invertir esa sonrisa y ese día que acaban de regalarle. Recuerde que cuando Jesús resucitó no lo hizo para lucir su cuerpo, sino para ayudar a los suyos que las estaban pasando canutas, atrapados por el miedo a la muerte. Dedíquese, pues, a repartir resurrección. Y se encontrará que todos se sienten mejor después de hablar con usted. Y verá cómo para resucitar, para rejuvenecer, no hace falta ir a ningún médico yugoslavo. Basta con chapuzarse en el río de sus propias esperanzas para salir de él chorreando amor a los demás. Entonces habrá ingresado usted en la cofradía de los resucitados.
El placer de servir - Gabriela Mistral
Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay,
sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Que triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos; hay pequeños servicios
que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamarse así: "El que Sirve".
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?
Oración por la Paz de San Francisco de Asís
Señor, hazme un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensas, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tiniebla, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh, Señor, haz que yo no busque tanto
el ser consolado como consolar,
el ser comprendido, como comprender,
el ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe,
olvidándose de sí es como se encuentra,
perdonando es como se es perdonado,
muriendo es como se resucita para la vida eterna. Amen.
Nada Te Turbe
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
Oración del abandono
Padre mío
Me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo,
Lo acepto todo,
Con tal que tu voluntad se haga en mí
Y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en tus manos.
Te la doy, Dios mío,
Con todo el amor de mi corazón.
Porque te amo
Y porque para mí amarte es darme,
Entregarme en tus manos sin medida,
Con una infinita confianza,
Porque tu eres mi Padre.
Me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo,
Lo acepto todo,
Con tal que tu voluntad se haga en mí
Y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en tus manos.
Te la doy, Dios mío,
Con todo el amor de mi corazón.
Porque te amo
Y porque para mí amarte es darme,
Entregarme en tus manos sin medida,
Con una infinita confianza,
Porque tu eres mi Padre.
Padre Foucauld
Mt 11:28-30
"Venid a mí todos los que
estáis fatigados y cargados,
y Yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros,
y aprended de mí,
que soy manso y
humilde de corazón,
y hallaréis descanso.
Porque mi yugo
es fácil,